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LA VERDADERA SALUD INTEGRAL

YO HE SIDO EL PRIMERO EN ESTAR EQUIVOCADO: 

Desde pequeño me han dicho que coma bien (no estaba comiendo bien) y que hiciera mucho ejercicio (que no movimiento) para estar sano. En parte no me mentían, y sé que todos estos consejos me los daban con ánimo de ayudar, pero desgraciadamente faltaban muchas cosas para realmente tener una salud plena.

Si un ser humano quiere sentirse bien, vivir alejado del dolor, de la enfermedad o de problemas derivados de la vida moderna, uno tiene que empezar a trabajar para mejorar su “salud integral”. Yo fui el primero en vivir en esa mentira, creía estar sano por hacer lo que me decían que era “ser saludable” y por eso con 18 años estaba mucho peor que mi yo de hoy día.

La salud integral es el equilibrio dinámico entre cuerpo, mente y entorno. No es solo la ausencia de enfermedad o dolor, sino la capacidad del organismo para adaptarse, recuperarse y funcionar en armonía con las demandas de la vida diaria. Conceptos como la exposición al frío, calor, ayuno, movimiento, luz solar, relaciones humanas o descanso adecuado son algunas de las variables que cada persona tiene que ser consciente en su día a día. Nuestro cuerpo fue diseñado para moverse, exponerse a la naturaleza y gestionar pequeños retos diariamente. Sin embargo, hoy vivimos en un mundo creado para evitar cualquier forma de incomodidad: temperatura constante, comida disponible 24/7, vida sedentaria, dopamina inmediata en una pantalla. Y cuando el cuerpo deja de recibir estímulos reales, deja de adaptarse. El dolor, la inflamación, el cansancio, la ansiedad y la rigidez no aparecen porque el cuerpo “esté roto”, sino porque está desconectado de lo que necesita para funcionar como fue diseñado. La salud integral no consiste en sumar más cosas, sino en volver a lo esencial: luz, movimiento, respiración, descanso, conexión y alimento real.

A continuación, hablaré de cuáles son los pilares para tener una salud integral más allá del concepto obsoleto de salud tradicional basada en contar calorías, comer ensaladas o hacer fuerza a lo loco. Lo dividiré en 4 pilares, son los hábitos más reguladores que tenemos como seres humanos:

  • Movimiento
  • Descanso
  • Alimentación
  • Estrés y relaciones sociales

  1. MOVIMIENTO: EL CUERPO ESTÁ DISEÑADO PARA MOVERNOS COMO ANIMALES, NO ROBOTS.

    El cuerpo humano es una máquina de adaptación. Moverse no es solo ir al gimnasio o correr, es recuperar la movilidad para la que fuimos diseñados:

    • caminar todos los días
    • colgarse, trepar, movernos en todos los planos posibles
    • usar el suelo, sentarse, levantarse
    • entrenar tanto fuerza con peso externo como con nuestro peso corporal
    • exponerse al sol mientras te mueves
    • mejorar eficiencia en cada gesto, no solo “quemar calorías”

    El movimiento tiene que respetar la biología humana: ser recíproco, integrar cadenas musculares, permitir rotar, empujar, traccionar, coordinar y RESPIRAR bien.

  2.  DESCANSO: EL CUERPO SE REPARA CON OSCURIDAD… NO CON MÁS HORAS EN LA CAMA.

    Dormir no es “cerrar los ojos”. Dormir es activar el modo reparación. El mayor problema actual no es el insomnio, ESs la desincronización con la luz natural.

    • La luz del sol por la mañana “enciende” el cuerpo.
    • La oscuridad por la noche libera melatonina y repara tejidos.

    La artificialización del entorno (pantallas, luces blancas, horarios incongruentes) confunde al cerebro y genera: ansiedad, inflamación y falta de energía entre otras muchas cosas.

    Si quieres mejorar tu salud, empieza por esto: tomar el sol al despertarse y oscuridad por la noche.

    El día es para vivir la noche para descansar. Evitar pantallas y luces artificiales al irse el sol.

    Tu sueño y tu salud depende de los ritmos circadianos, un tema que pronto profundizaremos.

  3. ALIMENTACIÓN: NO ES COMER MENOS, ES COMER LO QUE TE CONSTRUYE.El objetivo no es contar calorías, es nutrir células.
    • Asegura consumir las proteínas diarias necesarias, alimentos reales y grasas frescas.
    • Elimina procesados, harinas y azúcar refinado.
    • Ve el ayuno como herramienta, no como castigo.
    • Respeta tu hambre real, no te bases únicamente en comer a una hora concreta.

    El cuerpo está diseñado para alternar entre comer y no comer.
    El ayuno activa la reparación, mejora la sensibilidad a la insulina y vuelve al metabolismo más eficiente.

    Y recuerda: comer bajo el sol, al aire libre y sin pantallas es también alimentación nerviosa.

  4. ESTRÉS Y RELACIONES SOCIALES: UN CUERPO AISLADO ESTÁ EN MODO PELIGRO. Puedes comer perfecto y entrenar todos los días… si vives en alerta permanente, no habrá salud.

    El estrés mantenido dificulta la digestión, creando una mal estado metabólico (pudiendo hacer que engordes o no pierdas peso) la recuperación y la movilidad.

    No debemos olvidar uno de los principios básicos de nuestra existencia es la necesidad de estar rodeados de personas que queremos y relacionarnos con ellos.

    Las relaciones bajan el cortisol, mejoran el sistema inmune y por lo tanto, aumentan la esperanza de vida.

En resumen: la salud integral no es una colección de hábitos aislados, sino una forma de vivir alineada con cómo está diseñada nuestra biología. Cuando movemos el cuerpo como fue creado para moverse, cuando descansamos siguiendo nuestros ritmos naturales, cuando nos alimentamos respetando los ciclos del sol y cuando cultivamos relaciones que nos sostienen emocionalmente, todo empieza a encajar. No se trata de perseguir la perfección, sino de volver a lo esencial: reconectar con lo que somos. Cuando entiendes esto, la salud deja de ser un esfuerzo y se convierte en consecuencia. Vivir sano no es luchar contra tu cuerpo, es aprender a escucharlo.

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